El 22 de abril se celebra en todo el mundo el Día Mundial de la Tierra o simplemente Día de la Tierra. Esta fecha se instauró en Estados Unidos en 1970, con el objetivo de recordar los problemas que afectan a este planeta y promover acciones que busquen un desarrollo sostenible. Sin embargo, han pasado los años, y el siglo XXI ha comenzado con los mismos problemas con los que finalizó el anterior: el número creciente de habitantes y los altos niveles de consumo están agotando los recursos naturales. La escasez crónica de agua y el avance de la desertificación, la pérdida de la tierra arable, la destrucción de los hábitats naturales y la contaminación generalizada son los principales peligros que amenazan la biodiversidad y el desarrollo de la Tierra.
En cuanto a la degradación de las tierras arables, en los últimos años, esta cifra alcanza aproximadamente los 700 millones de hectáreas. La mitad de la cubierta forestal original del mundo, más de 3.000 millones de hectáreas se ha perdido, sobre todo en los últimos 50 años y todos los años se destruyen en todo el mundo, unos 16 millones de hectáreas de bosque.
El cambio climático es una amenaza grave para la salud e interés económico del ser humano así como para el ecosistema entero. El impacto del cambio climático sobre el medio ambiente incluye las más intensas sequías y eventos climáticos, tales como el cambio de la productividad agrícola, la reducción de la disponibilidad de agua potable y el aumento significativo en las crecidas de los mares.
Pero, los países desarrollados, que son en gran parte causantes del problema no serán los que sufran las peores consecuencias. Los más vulnerables son los pobres y ellos no contribuyen de manera significativa a la emisión de gases de efecto invernadero. En las naciones desarrolladas, se resalta cada vez más el creciente nivel de emisiones de gases de efecto invernadero generados por los países en desarrollo.
El cambio climático puede paralizar y luego revertir el desarrollo humano a través de:
- Producción agrícola y seguridad alimentaria.
- Estrés por falta de agua e inseguridad del agua.
- Aumento en el nivel del mar y exposición a desastres meteorológicos.
- Ecosistemas y biodiversidad.
- Salud humana.
Los bosques tropicales del mundo son repositorios enormes de dióxido de carbono. La erosión de estos repositorios producto de la deforestación representa alrededor de 20% de la huella global de carbono. Por consiguiente, prevenir la deforestación puede mitigar el cambio climático. Pero los bosques representan más que un banco de dióxido de carbono, ya que cumplen un papel fundamental en las vida de millones de pobres en el mundo que recurren a ellos para alimentarse, tener combustible y generar ingresos. Los bosques tropicales pueden almacenar alrededor de 500 toneladas de CO2 por hectárea.
La deforestación en la Amazonía representa otra de las grandes fuentes de emisiones globales. Los bosques son recursos ecológicos que producen una diversidad de beneficios públicos y privados. Son el hogar y la base de subsistencia de muchos pobres y una fuente de ganancias potenciales para los grandes intereses comerciales. Son un bien productivo, pero también son una fuente de biodiversidad. Uno de los desafíos en la regulación de los bosques es lograr conciliar las demandas de intereses concurrentes con niveles muy diferentes de poder.
La bandera de la Tierra no es oficial, incluye una fotografía de la NASA conocida como La canica azul (Fuente: Wikipedia)
El Gobierno Regional de Loreto, a través de la Gerencia Regional de Recursos Naturales y Gestión del Medio Ambiente, está llevando a cabo reuniones de trabajo multisectorial con el objetivo de proponer acciones de mitigación contra el Cambio Climático. Ante ello, se viene elaborando una propuesta de Ordenanza Regional para crear el “Grupo Regional de Cambio Climático de Loreto” que se encargará de elaborar un Plan de Acción para contrarrestar dicho problema.