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Casi un centenar de países se han adherido hasta el momento al Acuerdo de Copenhague para reducir emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y hacer frente al cambio climático, según señaló hoy en el Congreso la secretaria de Estado de cambio Climático, Teresa Ribera que clalificó la cifra de "excelente noticia".


Durante su comparecencia en la Comisión Congreso-Senado para la Unión Europea, la secretaria de Estado destacó el "respaldo" que significa este número que pone de manifiesto que los países siguen "detrás de lo que sus primeros ministros anunciaron" durante la Cumbre del Clima de Copenhague que tuvo lugar el pasado mes de diciembre.

Además, destacó que este conjunto de naciones engloba el 80 por ciento de las emisiones del planeta, al tiempo que insistió en que "ha llegado el momento de pasar a la acción" y de poner en marcha todas las medidas.

En su opinión, "sin duda" lo alcanzado en la Conferencia del Clima "no es suficiente" por lo que es preciso "seguir trabajando" y, en ese sentido, "el paso inmediato" es aplicar aquello a lo que se han comprometido ya los países, porque será "más sencillo poder profundizar en cada uno de esos compromisos y elevar el nivel de ambición de la comunidad internacional".

También explicó a los diputados y senadores que las tres grandes áreas prioritarias para los próximos meses de la UE pasarán por encauzar "toda la energía y trabajo" bajo una misma dirección y bajo el paraguas de la ONU; poner en marcha las actuaciones que requieren acción inmediata, el dinero para la acción temprana, los recursos solidarios a corto plazo hasta 2012; ayudar a concretar los elementos novedosos para integrarlos en un acuerdo institucional.

Asimismo, reconoció que se plantea el "reto" de cómo superar esa tensión, o la "desconfianza" que se manifestó como un "resquemor colectivo" en la Cumbre de la capital danesa, que se quedó "por debajo de las expectativas de lo que la UE pensaba que era necesario".

A ese respecto, explicó la "frustración colectiva" expresada por distintos actores por la falta de precisión en los compromisos, y por no haber convertido lo que se decidió en Copenhague en un tratado internacional o un acuerdo jurídicamente vinculante.

También comentó que el fallo de la UE en la Cumbre del Clima estuvo en que se quisieron resolver "todas las cuestiones simultáneamente": dar una respuesta solidaria a los más pobres, impulsar la cooperación tecnológica y fortalecer una gobernanza internacional distinta que se dio un "error de comunicación" a la hora de transmitir al resto de países sus propósitos.

DUDAR DEL IPCC ES "UNA FRIVOLIDAD"

Por otro lado, sobre el error reconocido por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés), Ribera subrayó que "es una frivolidad" cuestionar la validez de los informes presentados por este grupo en el que participan numerosos científicos. A su juicio, el hecho de que aparezcan "tres o cuatro errores fácticos" en un documento de mil páginas no forma parte de lo deseable, no forma parte de lo imposible y da cuenta de la transparencia del modelo, ya que cada dato se puede contrastar hacia arriba, su fuente inicial.

Así, comentó que los desajustes que se producen en un documento de este calibre "necesitan modelos de corrección" y que los errores de los datos tácticos deben ser "tomados con prudencia".

COOPERACIÓN MULTILATERAL

Por su parte, la Embajadora en Misión Especial para el Cambio Climático, Cristina Barrios, coincidió en que los resultados de la Cumbre están "por debajo de las expectativas de la UE" pero subrayó la necesidad de seguir luchando en contra de este problema, aunque el acuerdo alcanzado hasta ahora no tenga carácter vinculante.

En esta lucha, incidió en la importancia de la cooperación internacional, y por parte de España, "especialmente con Iberoamérica", algo que, en su opinión será "de absoluta y vital importancia".

No obstante, precisó que esta cooperación internacional será "más importante" cuando los desarrollados y los que están en vías de desarrollo estén "dispuestos" a ayudar a los más pobres.

Con respecto a América Latina y Caribe, Barrios explicó que España se encuentra en "una posición privilegiada" por sus estrechas relaciones y señaló que aspectos como la cooperación energética y el cambio climático son "claves" para reforzar las alianzas iberoamericanas.

En su turno, la diputada del PP en esta comisión, María Teresa de Lara, dijo a la secretaria de estado que, a su juicio, el gobierno ve los resultados de la cumbre como una botella "medio llena" cuando ellos la ven "medio vacía". "Ha sido un fracaso y no ha respondido a las expectativas que la UE tenía sobre ellas", apostilló.

Finalmente, expresó su preocupación porque la lucha contra el cambio climático se reduzca únicamente a una cuestión de dinero. En su opinión, el fallo fue el tema económico y no el ambiental, por lo que quizá "tenían que haber estado los ministros de Economía y Finanzas", ya que se está reduciendo todo a los recursos.
Fuente: Ecoticias

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Publicado el viernes, 12 de febrero de 2010


Hace más de un mes que terminó la Conferencia de Cambio Climático de Copenhague y esto permite haber digerido un poco (no mucho) lo que ha significado y ponerla en contexto. De entrada, hay que tener presente que las expectativas para esta conferencia no eran gratuitas. Si miramos tres años atrás, cuando se marcaba el camino hacia Bali, ya se señalaba que 2009 debía ser un año importante para las decisiones a tomar para hacer frente al cambio climático.

Fueron tres años de mucho trabajo, muchas y muchas horas de miles de personas para llegar a esta COP15. Sin embargo, no se han alcanzado las metas que se marcaban en este camino y, cuando se busca la parte positiva, hay que decirla con la boca pequeña porque sabemos que no estamos donde deberíamos estar. Copenhague ha dejado un mal sabor de boca a todo el mundo.

De todos modos, creo que es interesante ver como el desarrollo de la propia conferencia es un reflejo del mismo proceso. La situación vivida por muchos de los representantes de las organizaciones acreditadas es muy ilustrativa de todo el proceso. En todo momento, se permitió (como está previsto) que se pudieran registrar todos los que, en nombre de una organización acreditada, quisieran estar allí. El Secretariado de la Conferencia, por tanto, sabía la cantidad de personas que se habían registrado para participar y no podía alegar desconocimiento. En cambio, para garantizar el buen funcionamiento de la cumbre no se tomaron medidas para evitar el overbooking (limitando en número de inscripciones por organización), ni se tomaron medidas para cuando la situación se desbordase. Sencillamente, la organización permaneció expectante hasta que el sistema colapsó.

Desde Bali, aunque las conversaciones no avanzaban (o lo hacían demasiado lentamente), aunque los plazos caían sin alcanzarse objetivos, se fue dando por entendido que Copenhague lo solucionaría todo. Finalmente, no ha sido así, sino todo lo contrario, y el proceso ha terminado en fracaso.

Como decía el genio, no podemos resolver los problemas usando el mismo tipo de pensamiento que los creó. En Copenhague se tenían que resolver problemas globales y todavía vamos (todos) con los intereses y las agendas o prioridades locales (estatales, o de las organizaciones o universidades...), sin una visión y política global.

Había miles y miles de observadores, pero poquísima de esta gente puede influir directamente en las negociaciones. Entonces, ¿era necesario que estuvieran (estuviéramos) allí? Sí, sí que lo era, ya que esto potencia la propia conferencia, favorece que se concentre en un mismo lugar mucho conocimiento, propuestas... sobre el cambio climático y permite que haya una dinámica de trabajo, de intercambio, de aportaciones y de visiones impresionante. Pero no puede ser que esto mismo bloquee el funcionamiento de la conferencia, tiene que haber una organización que ponga los límites. Para que funcione, es necesario establecer un nuevo procedimiento de trabajo y que alguna institución se haga cargo del funcionamiento en su globalidad.

Esto mismo está pasando en el proceso en global: seguimos pensando que podemos arreglarlo mientras se sigue negociando poniendo las prioridades de los estados por delante de las respuestas globales. Este bloqueo hace que Copenhague sea un golpe muy duro para Naciones Unidas. El proceso del cambio climático, dentro de Naciones Unidas, muy desacreditadas, era uno de los espacios de trabajo más serios y bien llevados, y algunos analistas lo consideraban el proceso más multilateral de todo el sistema. Si realmente, hacer frente al cambio climático es muy urgente para toda la humanidad (y creo que debería ser un punto de primerísimo orden la agenda internacional), y el resultado es el que se ha visto, el descrédito para la institución es mayúsculo.

Ahora este proceso queda muy tocado y favorece que la estrategia para hacer frente al cambio climático se desarrolle en otros espacios (como el llamado G-2). Lo tendremos que ir corroborando, pero este cambio tiene muchas consecuencias: el liderazgo de este proceso, hasta ahora llevado por la Unión Europea, pasa a Estados Unidos, las propuestas de solución cambian de las renovables y la eficiencia (propuesta europea) a la captura y el almacenamiento de carbono (propuesta americana) y, eso, lo trastoca todo (tipo de proyectos de investigación que se impulsan, destino de los fondos económicos...).

Ante este panorama tenemos pocas salidas: o reformamos muy a fondo el sistema de Naciones Unidas y relanzamos el proceso de forma multilateral, transparente, justa y democrática, o dejamos que algunos países, que se consideran los líderes del mundo, lleven a cabo las estrategias que más les convengan (algo muy complicado en el actual contexto internacional).

En cualquier caso, el resultado de la Conferencia no es positivo, porque no tenemos el acuerdo que necesitamos y, por tanto, esto no soluciona el reto que debemos afrontar. Por eso, como en muchas otras ocasiones, debe ser la sociedad civil quien coja el testigo y desarrolle los procesos de coordinación social que permitan implementar nuevas soluciones. Las redes globales mejor trabadas que ha habido hasta ahora -algunas conocidas como Greenpeace, pero otras, mucho más jóvenes, más de base y funcionando electrónicamente, como avaaz.org o 350.org- han marcado un punto de inflexión en este aspecto.

Ahora falta un paso más: la sociedad civil ha de llevar a cabo estrategias con los gobiernos más predispuestos y más preocupados por el cambio climático: los gobiernos locales y regionales de todo el mundo (especialmente de los países ricos), para desarrollar proyectos que permitan revertir el calentamiento del planeta. No es hora de pedir acuerdos, ahora hay que implementar proyectos.

Fuente (Artículo e imagen): Ecoticias

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Publicado el viernes, 15 de enero de 2010



La noche de este miércoles el Perú abogará por la defensa de la Amazonía, la preservación de los glaciares y nuestras cuencas, durante su intervención en la Cumbre del Cambio Climático realizada en Copenhague (Dinamarca), informó la congresista Elizabeth León Minaya.

En diálogo con RPP, la integrante de la delegación nacional en Copenhague sostuvo que esta conferencia es el "acontecimiento del año" porque está en juego el futuro del planeta, por tanto, se esperan conclusiones vinculantes a fin de disminuir el calentamiento global.

Ante las informaciones sobre que se hallan paralizadas las negociaciones y no se ven indicios de avances sobre un acuerdo que regule las emisiones de gases de efecto invernadero, indicó que existe la divergencia entre países que apelan a la distinción entre naciones ricas y pobres, y no asumen que hay "responsabilidades compartidas".

"China por ejemplo dice que está en desarrollo y plantea medir el tema de responsabilidades en función de la contaminación per capita. Siendo así sería menos contaminador", expresó.

León Minaya, presidenta de la Comisión del Medio Ambiente, Ecología y Pueblos Indígenas Amazónicos y Afroamericanos, abogó además por una sola posición de Latinoamérica.

"Quisiéramos una posición como grupo pero no hubo una coordinación previa. Está el bloque de a Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y Brasil", anotó.

Consideró que como continente coincidimos en que el proceso de lucha contra el Cambio Climático debe ser vinculante para la preservación de la Amazonía "pero hay que reunirnos y buscar puntos comunes. No caben radicalismos".

Fuente: RPP Online

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Publicado el miércoles, 16 de diciembre de 2009
Gerencia Regional de Recursos Naturales y Gestión del Medio Ambiente - Gobierno Regional de Loreto

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