Documentos imprimidos que al final nadie lee, ordenadores en vela toda la noche, una luz que permanece encendida durante el fin de semana… En el trabajo, los malos hábitos anti-ecológicos no faltan. ¿Y si intentamos acabar con esta moda a la vuelta de las vacaciones?
1. Economizo el papel. Cada empleado consume en el trabajo, como media, 80 kilos de papel al año. En Francia, un trabajador imprime una media de 35 páginas por día. Lo peor: cerca del 24% de las páginas imprimidas nunca son utilizadas y terminan directamente en la basura. Los gestos eco-amigos. Si se trata de una dirección y de un número de teléfono no los imprimimos, sino que los copiamos en un cuadernillo.
Si no, podemos usar borradores (páginas ya impresas por una cara pero que carecen ya
de valor). Otra idea: reagrupar textos en un mismo documento en lugar de imprimirlos cada uno sobre una hoja de ¾ en blanco. Si no disponéis de un servicio de recogida y selección de desechos, siempre podéis moler vosotros mismos vuestras hojas de papel. Os servirá luego para rellenar paquetes frágiles. ¡Siempre es más útil que tirarlos a la basura! Finalmente, sabed
que los cartuchos de impresión contienen productos nefastos para el medio ambiente, tales como el plomo.
2. Utilizo Internet con moderación. Una búsqueda en Google es el equivalente a un recorrido de 56 metros en coche, un comentario en un blog, son 8 kilómetros… Los gestos eco-amigos. Escribid bien las búsquedas en Google para no multiplicar los clics, reflexionad dos veces antes de descargar los ficheros o de enviar los e-mails, no comprobéis vuestros mails cada
30 segundos, cerrad las aplicaciones que no estéis usando, utilizad una llave USB para pasar documentos al vecino en lugar de enviarle un mail… ¡Hay tantos gestos pequeños para navegar protegiendo el planeta!
3. Apago la luz. ¿Quién no ha dejado nunca una lámpara encendida al salir del trabajo un viernes a última hora? Un gasto de energía absolutamente inútil. Sobre todo cuando sabemos que una hora de iluminación equivale a entre 50 y 100kWh de economía. Los gestos eco-amigos. Cuando salimos de una habitación vacía pensamos (¡obviamente!) en apagar la luz, y no
dejamos el ordenador “en vela”. Podemos sugerir también la instalación en nuestra empresa de minuteros o de luces con detectores de presencia en los lugares de paso (baños, pasillos…). Otra idea: enchufamos los aparatos electrónicos en un enchufe que jamás olvidaremos apagar. En fin, acondicionamos nuestro despacho para aprovechar al máximo la luz natural.
4. No acumulo vasos de plástico. Una sociedad de 200 personas utiliza más de 60.000 vasos de plástico por año. En el Reino Unido, se consumen 5 millares de vasos de plástico cada año. Sabiendo que uno solo de estos vasos tarda más de 100 años en degradarse en la naturaleza y que no son generalmente reciclables, el impacto sobre el medio ambiente es mayor. Los
gestos eco-amigos. La solución es privilegiar las tazas individuales o reducir el consumo de este tipo de vasos. Cuando vamos a por agua, podemos, por ejemplo, reutilizar el mismo vaso varias veces.
5. Uso inteligentemente el climatizador y la calefacción. En verano, la temperatura no exige siempre la utilización sistemática del climatizador, goloso en electricidad. De igual modo, ciertas empresas tienden a calentar demasiado sus locales en invierno. Los gestos eco-amigos. Damos un uso privilegiado al viejo, pero más ecológico, ventilador. Nos ponemos también en el paso de las ligeras corrientes de aire durante el día y sobre una buena aireación por la noche, después de los grandes calores. Vuestra
empresa puede también equipar sus locales de termostatos programables, permitiendo reducir la calefacción durante la noche y los fines de semana.
6. Me desplazo menos para contaminar menos. ¿Tenéis absolutamente la necesidad de encontraros físicamente cada semana con el equipo de vuestra filial situado a 300 kilómetros? No es seguro… Los gestos eco-amigos. Una reunión por teléfono semanalmente o, mejor aún, una videoconferencia puede, perfectamente, ser suficiente por que os reencontréis con vuestros
colegas. Aprovechamos, pues, los avances tecnológicos para limitar vuestros desplazamientos y ganar tiempo.
7. Comparto el coche… ¡o hago bicicleta! ¿La solución ideal? ¡Ir al trabajo a pie! Pero dejemos de soñar, este comportamiento verde no es siempre posible. Pensamos, entonces, en la bicicleta y en los patines o, al menos, en el uso compartido del coche. Sabed, igualmente, que al coger el autobús, emitimos tres veces menos de CO2 que en coche.
8. Reciclo los cartuchos de tinta. Más de 40 millones de cartuchos de impresión son utilizados en Francia cada año. De éstos, solamente un 15% de ellos son reciclados, generando así 60.000 toneladas de desechos no degradables. La tasa de cartuchos reciclados alcanza el 55% en los Estados Unidos y el 35% en Alemania. Los gestos eco-amigos. Hay numerosos organismos que se proponen reciclar vuestros cartuchos y de revertir los beneficios realizados a obras humanitarias.
9. Me equipo con el material más “eco”. De acuerdo, no os pedimos siempre vuestra opinión sobre la compra de libretas y de bolígrafos. Pero siempre podéis sugerir a vuestro superior de elegir un proveedor eco-responsable. Se pueden encontrar desde camisas en cartón reciclado, pegamentos y cintas adhesivas a base de vegetales.
10. ¡Pásalo! Si eres el jefe, di a tus empleados cómo pueden notar la diferencia. ¡Y mostrar ejemplo! Si eres tú el empleado, nada te impide pegar carteles y/o pegatinas para recordar a la gente las acciones simples que pueden hacer diariamente. ¡Animad a vuestros proveedores y clientes a que hagan mismo!
Fuente: Ecoticias
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