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Las fiestas navideñas ponen a prueba la conciencia ecológica de los consumidores. ¿Qué hacer con la gran cantidad de residuos que se generan en forma de envoltorios de papel o plástico? ¿Y con los regalos que no han gustado o los productos que han sustituido? ¿Y con el abeto navideño? Seguir unos cuantos consejos pueden ayudar a resolver estas preguntas.

Un 40% de la basura doméstica está compuesta de residuos orgánicos. Del 60% restante, la gran mayoría (un 80%) lo constituyen envases. En Navidades, este último porcentaje se incrementa de forma significativa. La recogida de papel y cartón para su posterior reciclaje aumenta un 10% con respecto a la media en diciembre y enero. Los "días punta" de Navidad, Año Nuevo y Reyes son el motivo principal, según la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón (ASPAPEL).

Los Ayuntamientos suelen reforzar la recogida durante estas fechas, pero no siempre es suficiente. No es extraño ver contenedores desbordados, o residuos en contenedores que no les corresponde. De esta forma no se obtiene ninguna ventaja de reciclar el papel y cartón y, en general, de los demás residuos reciclables.

Para evitar esta situación, los consumidores pueden almacenar en su casa los envoltorios que acumulen durante estos días festivos e introducirlos en el contenedor azul (papel y cartón) o en el amarillo (plásticos) más adelante. A la hora de depositarlos, resulta muy útil plegarlos todo lo posible para que no ocupen más espacio del necesario. Y si el container ha alcanzado su capacidad máxima, es conveniente dejar estos residuos plegados y atados en alguno de sus lados, donde molesten menos.

El reciclado es la última opción de las tres erres del ecologismo. Antes de ello, lo mejor es reducir la cantidad de residuos, y después, reutilizar los productos para alargar su vida. Algunos expertos hablan también del supra-reciclaje, que transforma residuos en objetos de valor. Por ello, para ser ecológicos después de navidades, hay que serlo también antes y durante las mismas. Cuantos menos envoltorios, envases, bolsas de plástico o productos de usar y tirar se utilicen, mejor.

La reutilización de las cajas, el papel de regalo o las tarjetas de felicitación usadas resulta muy útil y ecológico: se pueden aprovechar para envolver otros regalos. Si se le añade algún otro elemento usado, como botones, tela, fotos de revistas o catálogos, etc., la personalización les dará un valor añadido y quedarán más vistosos. El papel usado puede tener otras salidas más originales:

* Para compostaje: el papel triturado es un buen componente para el "vermicompostaje" (con lombrices).
* Como relleno: el papel se puede utilizar para envolver algún objeto delicado, o para enviarlo por correo. Otra opción es usarlo para darle más empaque a un cojín, o un sillón que ha perdido su forma.
* Para hacer máscaras: Un papel usado de colores, harina, agua y un poco de imaginación puede convertirse en una original máscara para los más pequeños de la casa o para lucirla en carnavales.
* De base para camas de animales domésticos pequeños: cortado en pedacitos, las mascotas lo agradecerán.

Regalos y juguetes

En estas fechas se concentran en casa una gran cantidad de regalos y juguetes. Para reducir en lo posible su impacto ambiental, es preferible que sean productos "verdes". Los juguetes ecológicos, además de estar hechos con materiales no contaminantes, conllevan un mensaje educativo para los más pequeños.

Una vez en casa, los nuevos regalos crean distintas situaciones: el nuevo producto puede sustituir a otro que ya no se va a utilizar; se añade a una lista de productos similares que no se utilizan; no ha gustado; o es repetido. Para ello lo mejor es seguir la máxima "inútil para unos, un tesoro para otros". Si ya no hay posibilidad de devolver el regalo, se le puede dar a otra persona que sí pueda encontrarlo interesante. Las modalidades son varias:

* Dejarlo cómo está y dárselo tal cual a un amigo, familiar, etc. Esta acción no significa despreciar a la persona que lo ha regalado, sino preocuparse para que llegue a alguien que sí le va a dar una utilidad y que no acabe almacenado en el trastero o en la basura.
* Hacer una fiesta de intercambio: Quedar varios amigos o familiares con regalos, servir unos bocadillos y bebidas, y realizar el cambio.
* Donar los regalos no deseados a ONG solidarias, ecológicas, a rastrillos solidarios cercanos, a refugios de beneficencia, etc.
* Intercambiarlos en una red "Freecycle". En este sistema cualquiera puede canjear gratis todo tipo de artículos a través de Internet y así reducir el volumen de basura.

El correcto reciclaje de los regalos que no van a usarse es esencial para el medio ambiente. Productos como los eléctricos y electrónicos, las bombillas, o las pilas contienen materiales tóxicos muy contaminantes.
Cenas y comidas navideñas ecológicas

La cena de Nochebuena y Nochevieja, o la comida de Navidad, implican la utilización de una mayor cantidad de alimentos que lo habitual. La organización ecológica de estos acontecimientos no sólo debe tener en cuenta qué productos se eligen, sino también qué ocurrirá después con los mismos. Conviene evitar los alimentos muy perecederos, de manera que luego puedan guardarse para próximas comidas. Los envases de alimentos de distintos tamaños son ideales para conservar estos productos y que las comidas navideñas se alarguen más tiempo.

Una vez pasado el banquete, los productos de limpieza naturales pueden evitar el uso de sustancias químicas perjudiciales con el medio ambiente. El bicarbonato de sodio o el jugo de limón pueden ser de ayuda en más de una ocasión para las manchas navideñas.

¿Y qué hacer con el árbol de Navidad?

Si se ha elegido un abeto natural, un correcto cuidado evitará que se muera y permitirá que pueda ser transplantado de nuevo. Para ello, hay que comprarlo con raíces y suficiente cepellón (tierra adherida), regarlo de forma habitual y alejarlo de las fuentes de calor. En la actualidad, cada vez más ayuntamientos cuentan con un servicio de recogida selectiva de estos abetos naturales para transplantarlos o bien para triturarlos y usar el humus resultante como abono. Otra opción es contactar con una ONG ecologista cercana para que nos asesore de las posibilidades.

Si se ha optado por un abeto artificial, es conveniente conservar su caja original, y tratarlo y guardarlo con esmero para que dure muchos años. En su mayoría se fabrican de plástico, y su transformación comporta procesos químicos, gasto de energía y generación de residuos.

Via: ecoticias

Publicado el miércoles, 30 de diciembre de 2009
Gerencia Regional de Recursos Naturales y Gestión del Medio Ambiente - Gobierno Regional de Loreto

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