Río amazonas, una de las 7 maravillas naturales del mundo

Los verdaderos sumideros de carbono son los yacimientos de carbón, petróleo y gas natural o ahora la atmósfera, mientras que los bosques son solo almacenes temporales.

El Consell d'Iniciatives Locals per al Medi Ambient de les comarques de Girona (CILMA) ha dado a conocer un informe sobre los excedentes de biomasa generados por los bosques gerundenses, o sea la cantidad de leña y asimilables que de ellos puede sacarse, además de madera, sin perjudicar su estado. Sumando la biomasa forestal primaria (leña, podas, etc.) y la secundaria (restos de la primera transformación industrial de la madera), esos bosques tienen un excedente anual de unas 165.000 toneladas, al parecer. No está mal.

Hoy en día no se hace apenas nada con todo este combustible. No así antes. Tiempo atrás, funcionábamos con él. Los talleres pre-industriales y las cocinas domésticas iban a carbón vegetal, mientras que en los alfares y en los hornos de pan o de cal (el cemento de la época) se quemaban encendajas, o sea ramaje de pino. Al recorrer actualmente a los combustibles fósiles o a la electricidad (mucha de la cual se genera en centrales térmicas también a gas natural o carbón), el combustible vegetal se acumula en el bosque.

Si nadie lo tocara, se pudriría y en paz. No es el caso. No explotamos los bosques, pero los frecuentan a mansalva buscadores de setas, excursionistas, motoristas y ciclistas, amén de los automovilistas que los cruzan por carreteras forestales, de las líneas eléctricas que los atraviesan de parte a parte o de los campesinos que queman rastrojos en sus aledaños. El resultado son los incendios forestales, más intensos cuanto más abandonado y visitado está el bosque.

Con la biomasa primaria y secundaria de los bosques gerundenses podrían funcionar hasta cinco centrales de cogeneración. Supondrían una potencia instalada modesta, del orden de 10-20 MW solamente (un 2% de la demanda local), pero más valdría convertir esa leña peligrosa en algo de electricidad que en fuego forestal. Deberíamos ser capaces de abordar esta clase de retos, en lugar de solo pensar en consolidar el cuerpo de bomberos.

Sumidero
Quemar estos excedentes emitiría CO2, por supuesto. Pero sería CO2 previamente fijado por el bosque, que volvería a fijarlo al año siguiente. Balance nulo. El problema es quemar combustibles fósiles. Los bosques no son sumideros de CO2, como a menudo se dice, sino almacenes temporales. Los verdaderos sumideros de carbono fueron los yacimientos de carbón, de petróleo o de gas natural, donde quedaron retenidas millones de toneladas durante millones de años. De ahí el problema de quemarlos ahora de golpe: la atmósfera pasa a ser el nuevo sumidero, con las consecuencias climáticas que sabemos (aunque algunos, contra toda evidencia, lo duden aún).

Para mantener el clima en cintura, debemos conservar los bosques, desde luego, pero sobre todo hemos de reducir las emisiones. O bien desarrollar mecanismos de captura de carbono que vuelvan a mandarlo bajo tierra. Como quiera que sea, los bosques catalanes retienen el equivalente anual de unas 134.000 toneladas de CO2. Al precio actual, eso son 190 millones de euros. Solo por existir, los bosques ya nos reportan semejante rendimiento indirecto. Si hiciéramos energía con los excedentes, unos cuantos millones más. Eso sin contar los valores paisajísticos, de esparcimiento y de regulación hídrica. Pero solemos decir que nuestros bosques no valen nada. Deberíamos mirarlo de otro modo.
Fuente: Ecoticias

Publicado el martes, 20 de abril de 2010
Gerencia Regional de Recursos Naturales y Gestión del Medio Ambiente - Gobierno Regional de Loreto

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