Gracias a dicha bacteria, los gases de los canguros no contienen metano, al contrario de lo que ocurre a las vacas y las ovejas, cuyas flatulencias pueden representar un alto porcentaje del volumen total de emisiones de gas de efecto invernadero.
"Un 14% de las emisiones de todo origen en Australia vienen de las entrañas de los bovinos y ovinos", afirmó el jueves Athol Klieve, un científico que trabaja en un programa desarrollado por el Gobierno del Estado de Queensland (noreste). "En otros países, como Nueva Zelanda, donde la ganadería está más desarrollada, el nivel alcanza un 50%", declaró a
Los científicos afirmaron asimismo que esta bacteria permitía una digestión más eficaz de los alimentos y podría suponer un ahorro potencial de varios millones de dólares en costo alimentario para los ganaderos.
"No sólamente los animales dejarán de emitir metano, sino que obtendrán de un
Los trabajos están en una etapa aún balbuceante: el aislamiento de esa bacteria debería llevar unos tres años antes de poder empezar a elaborar una técnica para trasplantarla a vacas y ovejas.